A partir de los 50 años tienen lugar una serie de alteraciones hormonales en los hombres que provocan que entre esa edad y los 55 años la próstata empiece a crecer paulatinamente. En la mayoría de los casos el crecimiento es benigno dando lugar a la hiperplasia benigna de próstata (HBP), pero en otros evoluciona a cáncer de próstata.
En la actualidad el cáncer de próstata es la tercera causa de mortalidad por tumores en varones en España por detrás del cáncer de pulmón y del cáncer de colon, según los datos del informe Las cifras del cáncer en España 2016, elaborado por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), por lo que el cuidado de la salud prostática es indispensable; cuidado que engloba el conocimiento, la prevención y el tratamiento de estas dos enfermedades bien diferenciadas.
“La HBP es la patologías más frecuente del aparato genitourinario en el varón que afecta a más del 50 por ciento de los hombres de 50 años y puede alcanzar una prevalencia del 88 por ciento a los 90 años”, señala Luis San José, especialista en Urología en el Hospital Universitario La Princesa, en Madrid. “Por otro lado, no podemos olvidar el cáncer de próstata. Se trata de un cáncer raramente diagnosticado antes de los 50 años, estando 9 de cada 10 casos en una fase localizada al diagnóstico y por lo tanto asintomáticos. Según datos de la OMS actualizados en el 2012, el cáncer de próstata representó en Europa un 15 por ciento de los nuevos diagnósticos de cáncer”.
El problema con estas afecciones es que, tal y como señala José Manuel Cózar, presidente de la Asociación Española de Urología y jefe del Servicio de Urología del Hospital Virgen de las Nieves de Granada, los problemas con la próstata se asocian al envejecimiento, por lo que el hombre enmascara los síntomas y no quiere reconocer que ocurre algo. “Si una mujer nota un nódulo en su pecho acudirá inmediatamente al ginecólogo, no tiene ningún problema en realizar una consulta, pero en el hombre, incluso a veces cuando está tomándose unas cervezas con los amigos y va varias veces al servicio la gente se mofa con comentarios como ya estás viejo, estás de la próstata.
Se achaca al envejecimiento en una sociedad como la nuestra en la que nadie quiere hacerse mayor”, explica Cózar, quien advierte que es importante acudir al médico cuando empiecen los síntomas porque lo que puede parecer un problema puntual, puede ser en realidad uno de todos los días.
Conocer los síntomas
Tanto para prevenir como para diagnosticar precozmente las patologías, a partir de los 50 años los hombres deben conocer y estar más atentos a estas manifestaciones:
- El hombre empieza a orinar más veces de lo normal, es decir, ya no aguanta 5 o 6 horas sin orinar, tiene que ir cada dos horas o dos horas y media al baño.
- Nota que en vez de levantarse una vez por las mañanas ahora empieza a levantarse dos o tres veces o que no se levantaba y ahora lo hace.
- La micción pierde fuerza.
“Siempre hay un cambio. Todos éstos son síntomas de prostatismo. Otros más graves son presencia de escozor al orinar o de sangre en la orina”, apostilla Cózar, quien indica que factores modificables como llevar una vida sedentaria o realizar comidas copiosas se relaciona con la aparición de los síntomas, pero no con el cáncer de próstata. Ante esto, San José destaca la importancia de mantener una actividad física regular, evitar el estreñimiento, así como la restricción en la ingesta de líquidos por la noche y las micciones programadas.
Alimentación saludable
Entonces, ¿cómo hay que cuidar la próstata? El primer paso es cuidar la alimentación, dejar el hábito tabáquico y reducir la obesidad aumentando el ejercicio físico.
“Si hablamos de la HBP, se recomienda evitar los alimentos picantes y moderar o evitar la ingesta de bebidas con cafeína o alcohol debido al efecto diurético e irritante que poseen a nivel vesical, influyendo negativamente en la frecuencia y urgencia miccionales, así como en la nocturia”, especifica San José.
Respecto al cáncer de próstata, ambos señalan que no hay evidencias científicas que avalen un cambio de alimentación, aunque sí se sabe (basándonos en los pocos estudios que se han realizado al respecto) que el cáncer de próstata se vincula más con el consumo de grasas saturadas. “Por eso en Estados Unidos hay muchos más cánceres que en España, donde la dieta mediterránea y el aceite de oliva hacen que el riesgo de cáncer de próstata sea menor que en otros países que optan por la comida rápida. Lógicamente, ya depende de cada varón. Si aunque viva en España sigue una dieta rica en hamburguesas, demasiada grasa, tocino y grasas saturadas favorecerá el crecimiento de los carcinógenos que influye en la próstata”, explica Cózar.
Así, aunque no existen evidencias sólidas que puedan avalar un beneficio significativo de las modificaciones en la dieta y su repercusión en la salud prostática, San José indica unas recomendaciones generales no específicas, que pueden tener un impacto indirecto sobre la evolución de la enfermedad prostática.
“Las dietas ricas en grasas animales, carnes rojas, ácido omega 3, suplementos de cinc y pobres en vegetales, en particular de brócoli y coliflor, pueden estar relacionadas con el desarrollo de cáncer de próstata”, describe San José. “La ingesta de soja y productos derivados de la misma, el licopeno, un antioxidante rico en el tomate y el consumo de más de 6 tazas de café al día podrían ser factores protectores frente al cáncer de próstata”.
¿Hay que revisar la próstata anualmente?
Al igual que la mujer tiene interiorizado su visita anual al ginecólogo, ¿deberían los hombres adoptar este hábito y acudir al urólogo periódicamente a partir de los 50 años? El presidente de la Asociación Española de Urología indica que tras la primera visita al especialista cuando noten los síntomas anteriormente descritos, la vuelta al urólogo dependerá de los síntomas y de los marcadores que el médico de familia le hará en consulta.
La combinación de los resultados de un test de siete preguntas conocido como IPSS, del análisis de orina, de sangre, de la presencia o no de infección y de los niveles del marcador PSA, determinará que el médico de familia derive al paciente al urólogo. “Recomendamos a los pacientes hacerse el PSA cuando tienen síntomas; si no tienen síntomas, no, ya que se ha demostrado que no es útil para mejorar la supervivencia en estos pacientes”.
Todo esto ayudará a mejorar la detección precoz en los pacientes con síntomas y averiguar si esas señales han aparecido porque hay una HBP o porque está creciendo un pequeño tumor de cáncer de próstata. “Hoy día tenemos las herramientas necesarias para que si hay algo, se pueda tratar a tiempo y si no hay nada, le demos la enhorabuena y siga tranquilo y feliz”, concluye Cózar.