El término cáncer se utiliza para designar un amplio grupo de enfermedades que pueden afectar a cualquier parte del organismo; también llamados tumores malignos o neoplasias malignas. Su característica más importante es la multiplicación rápida de células anormales extendiéndose más allá de sus límites habituales y puede invadir partes adyacentes del cuerpo o propagarse a otros órganos, un proceso que se denomina metástasis. Las metástasis son la principal causa de muerte por cáncer.
Según reportes de la Organización Mundial de Salud (OMS), publicados a principios de este año, se recogen datos muy inquietantes por la alta incidencia de la enfermedad:
El cáncer es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en el mundo. En 2012, se registraron alrededor de 14 millones de nuevos casos. Se prevé que el número de nuevos casos aumente aproximadamente en un 70% en los próximos 20 años.
El cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo; en 2015, ocasionó 8,8 millones de defunciones. Casi una de cada seis defunciones en el mundo se debe a esta enfermedad.
Cerca del 70% de las muertes por cáncer se registran en países de ingresos medios y bajos. En 2015, solo el 35% de los países de ingresos bajos informaron de que la sanidad pública contaba con servicios de patología para atender a la población en general. Más del 90% de los países de ingresos altos ofrecen tratamiento a los enfermos oncológicos, mientras que en los países de ingresos bajos este porcentaje es inferior al 30%.
Mala dieta, alcohol y tabaco, principales causas
Alrededor de un tercio de las muertes por cáncer se debe a los cinco principales factores de riesgo conductuales y dietéticos: índice de masa corporal elevado, ingesta reducida de frutas y verduras, falta de actividad física, consumo de tabaco y consumo de alcohol.
El tabaquismo es el principal factor de riesgo y ocasiona aproximadamente el 22% de las muertes por cáncer. La detección de cáncer en una fase avanzada y la falta de diagnóstico y tratamiento son problemas frecuentes.
Las infecciones oncogénicas, entre ellas las causadas por virus de las hepatitis o por papilomas humanos, ocasionan el 25% de los casos de cáncer en los países de ingresos medios y bajos. Solo uno de cada cinco de estos países dispone de los datos necesarios para impulsar políticas de lucha contra la enfermedad.
Los factores predisponentes al desarrollo de un cáncer están hoy en día muy identificados y están íntimamente relacionados al estilo de vida. Una pobre actividad física, el índice de masa corporal elevado, el consumo elevado de alcohol y tabaco, exposición desmedida a contaminantes ambientales, entre ellos el sol, productos químicos de uso diario y exposición a infecciones por virus como el de la hepatitis B y C o el papiloma humano, los cuales son transmitidos vía sexual.
La dieta podría ser la responsable de más de la tercera parte de todos los cánceres humanos y potencialmente, los factores alimentarios podrían intervenir en cualquiera de los pasos del desarrollo del cáncer.
La Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) publicó un comunicado elaborado por expertos, donde expresan que, de seguir esta tendencia, la obesidad pronto superará al tabaco como la principal causa prevenible de cáncer en Estados Unidos. Para 2030, casi medio millón de estadounidenses serán diagnosticados con cánceres relacionados con la obesidad.
¿Cómo pueden ayudar los alimentos?
Como hemos podido apreciar, la relación entre cáncer y alimentación es muy fuerte. La presencia de distintas clases de moléculas (fitoquímicos) anticancerígenas permite prevenir el desarrollo del cáncer interfiriendo en diversos procesos implicados en la progresión de esta enfermedad. Ningún alimento contiene, en sí mismo, todas las moléculas anticancerígenas capaces de actuar sobre todos estos procesos; y por ello es importante integrar gran variedad de alimentos al régimen alimentario.
La inflamación se ha relacionado con la aparición de cáncer. La inflamación es un proceso natural de nuestro organismo que nos permite defendemos ante las heridas, traumatismos, quemaduras, venenos o infecciones La nutrición anticáncer tiene su pilar en el control de esta inflamación sistémica.
Es importante consumir una alimentación balanceada favoreciendo el consumo de alimentos alcalinizantes que disminuyan la acidez de la sangre y por lo tanto controlen la inflamación en todos los tejidos corporales.
Los alimentos más pro-inflamatorios son los alimentos procesados, la carne, sobre todo la rica en grasa, los productos lácteos, sobre todo los enteros, los huevos, el aceite de soya, maíz y girasol, la margarina y mantequilla, el maíz, las papas, los productos preparados con harinas refinadas, como pan blanco, bollería, el arroz blanco, los productos que contengan azúcar, azúcar moreno, miel, sirope de arce, jarabe de maíz y glucosa: helados, dulces, caramelos, bebidas azucaradas (colas, refrescos, jugos industriales…), los aceites hidrogenados o parcialmente hidrogenados.
Los alimentos más alcalinizantes y por lo tanto antinflamatorios son: pescado azul, frutos secos y semillas, las nueces y las semillas de lino son excelentes antiinflamatorios. También las almendras, nueces de Brasil, anacardos, avellanas, nueces de macadamia, nueces pecanas y pistachos.
Las especias y hierbas aromáticas usadas en la cocina india y mediterránea son excelentes antiinflamatorios: cúrcuma (uno de los alimentos más antiinflamatorios que existen), chile, cayena, albahaca, jengibre, canela, orégano, perejil, romero, tomillo y mostaza. Igualmente el té verde y el vino tinto.
Los vegetales en general son antiinflamatorios, pero sobre todo la cebolla, el ajo, las crucíferas (brócoli, coliflor), el aguacate, los espárragos, las zanahorias, la auyama, la lechuga, la batata, los pimientos, las espinacas, el tomate, las aceitunas y el aceite de oliva. Frutas como melón, arándanos, frambuesas, fresa, uva negra, limón.
Conclusión:
El sistema inmune es sensible a nuestras emociones, a nuestros sentimientos y a nuestras creencias. Si nos dicen que tenemos cáncer y consideramos que esa palabra nos va a matar, al final nos matará. Los sentimientos de desesperanza y miedo los transmitiremos a nuestro sistema inmune, que pensará que no merece la pena plantar cara al enemigo si damos la batalla por perdida antes de empezar.
Sin embargo, si nuestra mente organiza a sus soldados y les imprime un espíritu positivo y entusiasta, ellos irán a la guerra sabiendo que son fuertes, poderosos y van a ganar la batalla. El consumo de frutas y verduras diario disminuye el riesgo de padecer obesidad, diabetes, cáncer de colon y enfermedades cardiovasculares.
La dieta podría ser la responsable de más de la tercera parte de todos los cánceres humanos. Dos tercios de los cánceres están ligados a nuestros hábitos de vida. Por lo que sería posible evitar dos de cada tres cánceres si modificamos nuestro estilo de vida. Principales factores cancerígenos: radiaciones, químicos, ambientales, hereditarios, alimentarios, hormonales. Uno de cada seis con una inflamación crónica en los tejidos.
Doctora Raquel Inoa
Especialista en Nutriología Clínica y Medicina Antienvejecimiento.